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Bon jour #LaFrance 🇫🇷 (Primera parte)


Último viaje del año con destino a la ciudad de las luces: París. En esta nueva aventurilla me acompaña mi amiga Clara (la del #UKtrip). Empecemos como es debido.

DAY 1

Para aprovechar bien el fin de semana, volé bien tempranito el viernes por la mañana con Easyjet justo la semana en el que el Prat parecía el Vertedero Municipal de Ubrique (Había huelga de limpieza y tenías que ir sorteando comida, restos de papeles sucios, bebidas varias y objetos no identificados. Una actividad muy placentera a la hora de viajar). Ya sabemos que esta compañía aérea es muy barata pero… ¿Dónde está el truco? La tarifa low-cost incluye solo UN BULTO por pasajero y nada más. Ni mochila, ni bolso, ni un mono tibetano. NADA MÁS. Salvo una cosa: Una bolsa del Duty Free del aeropuerto y es en esa bolsa donde puedes meter lo que no te quepa en la maleta de mano. Recomiendo pedirle a la dependienta de dicho establecimiento, la bolsa más grande que tenga para que puedas almacenar en ella medio campamento almeriense.

El aeropuerto al que volé desde Barcelona a París fue el Charles de Gaulle. Es uno de los principales de la ciudad, muy cerca del centro a tan solo 15-20 minutos en tren = 10€ el trayecto (e incluye conexión con la red de metro). Nosotros nos alojamos en un apartamento (reservado previamente por Airbnb, mi fiel aliado) en el barrio de Montmartre. Cuando llegamos al piso nos esperaba la anfitriona y después del debido flat-tour, nos instalamos y nos dispusimos a buscar un buen sitio para hincar el diente. Teníamos hambre. Caminando por el barrio en una de sus callejuelas, nos encontramos a ‘Mi ranchito paisa’, un restaurante colombiano que simulaba un rancho con su porche y falso cielo en el techo. Probamos pollo marinado típico de Colombia y arepas con salsas variadas. Una delicia de sitio.


Cuando acabamos de comer, para hacer la digestión, subimos todo Montmartre hasta el Sacré Cœur (La Basílica del Sagrado Corazón o como dicen los andaluces: El sagrao corasón illo). Las vistas desde allí arriba eran impresionantes. Asistimos a misa como buenos devotos de la Santísima Virgen Francesa (Ni zorra de quién es) y disfrutamos nuevamente del paisaje parisino. Allí arriba te encontrarás con una serie de comerciantes que no son de Occidente. Más bien de Oriente de donde vienen los Reyes Magos. Intentarán venderte de todo. Tienes que decir que NO con una templanza y seriedad legendaria para que dejen de insistirte y puedas seguir turisteando dignamente.

Después del ejercicio realizado nos mereceríamos algo dulce típico de París: LE CROISSANT. Y en una de sus infinitas panaderías del barrio, compramos uno de chocolate que estaba para chuparse los dedos siete veces. De ahí nos fuimos andando hacia el famoso Moulin Rouge. Desconocía totalmente que estaba ubicado en una zona de locales de lucecitas donde varias chicas de vida alegre amenizan tu viaje de una forma muy íntima. Me recordó bastante al Barrio Rojo de Amsterdam (Podéis clicar en #HiAmsterdam y leer mi post sobre ello, es divertido).


Decidimos ir a un Corte Inglés de París: Las famosas Galerías Lafayette. IMPRESIONANTE. Un alarde de lujo, poder y dererroche económico. Aquí es donde las yayas francesas compran perfumes de aire del Himalaya y bufandas de zorro siberiano.

Terminamos la tarde del viernes en el Louvre. Por la noche la piramide de cristal se ilumina y puedes entrar en el hall del museo y en el centro comercial que hay justo al lado. Cogimos un mapa para diseñar nuestra ruta cultural que haríamos el domingo por la mañana (Entrada gratis por ser el primer domingo de mes, pero si eres estudiante y tienes menos de 25 años, también es gratuito todos los días).

Cansados y agotados por el gran día acontecido, fuimos a uno de los miles de Carrefour que hay por la ciudad y compramos algo de comida y vino blanco, para cenar tranquilamente en nuestro apartamento. Nos lo montamos bien.

THE BEST

El poder ir caminando a casi todos los sitios de la ciudad para ir descubriendo cosas que no salen en las guías convencionales. No utilicéis el metro si no es para un recorrido largo.

THE WORST

EL PRECIO DE LOS CAFESES. Ya había leído algo al respecto pero no me imaginaba que un capuchino en una cafeteria de Montmartre te podía llegar a costar 8,5€. ¿Pero esto qué es? Recomiendo que recurráis a Starbucks o Costa Coffee que ahí al menos ya estamos avisados de lo que vale un buen café.

Y hasta aquí la primera parte correspondiente a nuestro primer día en París. La semana que viene llegará el segundo post del viaje en el que nos subimos a más de 180 metros de altura para tener las mejores vistas de la capital francesa. Au revoir!

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