DAY 1
Ha llegado el día. Miércoles 7 de septiembre, 7AM. Nos disponemos a viajar a Amsterdam con Vueling. El avión era pasable, modelo nuevo (o eso parecía) lástima que no hubiera el último numero de la revista Yorokobu como hacían antaño... Llegamos sobre las nueve y media pasadas a Schiphol (el Aeropuerto de Amsterdam) y nos fuimos directos al tren. Si quieres, puedes ver todo lo turístico de Holanda en su aeropuerto. No hace falta que salgas de él.
Para dirigirte al centro de la ciudad (Amsterdam Central Station) lo puedes hacer de varias maneras. La más económica es coger un tren (de 15 minutos el trayecto) con un coste aproximado de 4€. Todo depende si lo pagas en metálico o en tarjeta (con un suplemento de 50 céntimos), tarjeta de Crédito, porque si tienes de Débito... ¡Estás muerto! No te va a funcionar en la mayoría de sitios. Estás jodido Mike. El tren tenía Wi-Fi gratuito (como en la mayoría de sitios de Amsterdam. La ciudad con más WiFi gratuito que he conocido) todo un lujo. Una vez salimos de la estación central, pudimos ver ante nuestros ojos la gran cantidad de bicicletas que hay por metro cuadrado. Más o menos unas 3.500, así, a simple vista.

Justo delante de la estación y cruzando uno de los cientos de canales que tiene la ciudad, encontramos el Barrio Rojo, o como llamarían en Sálvame: 'El barrio de lucecitas'. En una de sus calles que dan a uno de los canales, desayunamos como reyes en la cafetería Villa Zeezicht.
Una vez recargadas las energías cogimos nuestro primer tranvía. Amsterdam es la ciudad de las bicis sí, pero también de los tranvías. Es la manera más rápida, cómoda y bonita para moverte por allí. Cogimos un abono de transporte de 72h (3 días), nos incluía tranvía, bus y metro por 17€.
Llegamos a uno de los puntos más turísticos de la ciudad: Rijksmuseum. Es el museo que alberga la mayor cantidad de obras de arte de Holanda. Para entrar tienes que pagar 17€ seas quien seas. Estudies o trabajes. No hay descuento. Así que lo dejamos pasar. Delante del museo, están las famosas letras de I'AMSTERDAM. Ojo al truco para haceros la foto. Si te pones delante de las letras como lo hace la mayoría de turistas (con el Rijksmuseum detrás), tendrás que pelearte con una señora de Japón que tiene un teleobjetivo de metro y medio, con un ruso de la estepa rusa rusa (mu cerrao), con una muchacha de Venezuela y con tres señoras de Cadiz que han venido de excursión... Como no queremos eso, hay otra forma de sacar LA FOTO. Si te pones en la parte posterior de las letras con el parque y el Museo Van Gogh detrás, no tendrás que competir con nadie. Estarás tu solo/a. Luego inviertes la foto con cualquier aplicación y ya tendrás tu foto perfecta. *Os invito a visitar el Instagram de mi amiga Judith para que veáis el resultado de este truco: lahdejudith*

A todo esto, tengo que decir que íbamos con las maletas porque hasta las 17h no podíamos entrar en nuestro apartamento. Así que decidimos entrar en el Stedelijk Museum (7,5€ con descuento de estudiante) y descansar de las maletas durante un rato. Allí pasamos un buen rato hasta que se nos hizo la hora de comer y para ser precavidos (ya sabéis que lo soy mucho) nos fuimos directamente a Slotervaart, el barrio donde estaba nuestro apartamento y comernos una ensaladita del Lidl (Nótese el glamour de esta situación).
Como dije en el anterior post, para el viaje a Amsterdam he utilizado por primera vez Airbnb para alojarme en casa de un particular que alquila sus habitaciones para el turismo vacacional. La verdad, y voy a ser muy sincero, no teníamos todas las de ganar. Desconfiábamos un poco de que apareciera el 'anfitrión' dado que no habíamos intercambiado más de 4 mensajes por la APP. Tras una espera llena de dramatismo emocional apareció Andreas. Él era amigo del dueño del piso (Gianni) quien iba a enseñarnos la habitación y el resto del apartamento. Nada más entrar en el piso nos hizo descalzarnos ¡Higiene ante todo!. La habitación era tal y como se mostraba en la aplicación, eso sí, más pequeña. En el piso estuvimos completamente solos 2 días ya que el dueño no estaba por trabajo y hasta el segundo día no venían otros turistas al apartamento. Like home.
Una vez descansados y adecentados como personas limpias y humanas que somos, salimos para cenar al centro de Amsterdam. Decidimos tirar la casa por la ventana e irnos a cenar a un italiano que vendía pizzas a porciones por 4,95€. Muy típico de Holanda. El barrio rojo estaba en su máximo esplendor a esas horas. 'Rojo' por los neones que hay en cada ventana donde una señora de vida alegre vende sus atributos al mejor postor. Dicho en pocas palabras: lugares donde trabajan las prostitutas con contrato, salario, seguridad social y cotizando. Como debe ser amigos. Por estas calles pasean niños con sus padres, familias, mayores, jóvenes, de todo. Es algo que ya está más que asumido y no tiene por qué escandalizar a nadie. Aún así, de primeras choca mucho.

Y aquí despido este primer post sobre el viaje a Amsterdam. El próximo lunes habrá segunda parte con la visita al mercado de las Flores y un evento que nos sorprendió allí mismo.
THE BEST
Simplemente el caminar por sus calles, alrededor de sus canales y ver cómo te quedas embobado con sus fachadas.
THE WORST
La peligrosidad máxima que hay por culpa de las bicicletas. Te pueden atropellar en cualquier momento y morir entre ruedas, cadenas y manillares. Tampoco queremos eso.
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